Últimamente venía pensando de qué manera comprobar cómo el conocimiento de cualquier estructura, descrita desde el campo que sea (lingüístico, matemático, físico, histórico...), puede relacionarse con el ser humano y su personalidad. Así, todas las asignaturas son de alguna manera necesarias para comprender al ser humano. Tal vez (pensaba ingenuamente) sólo la Geología se escapa de una relación directa con la explicación humanista. Afortunadamente, para sacarme de mi error, volvió a mi memoria este ejercicio realizado hace ya varios años. En él, utilizo un texto sacado de una enciclopedia, de naturaleza totalmente expositiva y científica, y lo transformo en un texto literario, simplemente subrayando ciertas isotopías. Es la prueba definitiva de que todo tipo de texto, como parte integrante del gran discurso humano, puede ser interpretado en clave humanística.
"Roca bastante blanda, de color generalmente claro, cuyo constituyente esencial es el carbonato cálcico (CO3Ca).
Las calizas forman alrededor del 20% del conjunto de las ROCAS SEDIMENTÁREAS. El carbonato de calcio cristaliza en dos formas: la calcita (sistema romboédrico) y el aragonito (sistema ortorrómbico). Su descomposición, bajo la acción de ácidos diluidos, produce una esfervescencia (desprendimiento de gas carbónico) característica de las rocas calcáreas. El carbonato doble de calcio y magnesio, o dolomita, puede entrar en cantidades variables en la composición de las calizas; estas calizas magnésicas dolomíticas suelen ser rosáceas o azuladas. A los carbonatos, que representan por lo menos el 50% de la roca, se añaden diversas proporciones de cuarzo, de feldespato, de arcilla, etc. Así, las margas contienen cantidades sensiblemente iguales de carbonato y de arcilla. Las calizas contienen frecuentemente grandes cantidades de CONCHAS DE ORGANISMOS de esqueleto o de conchas carbonatadas; pueden contener también concreciones silícicas (sílex). NUMEROSOS MÁRMOLES PROVIENEN DE ANTIGUAS ROCAS CALCÁREAS RECRISTALIZADAS BAJO LA ACCIÓN DEL METAMORFISMO."
Michael Steinberg: "Caliza", Gran Larousse Universal, Plaza y Janés Ed., 1987
Estas asociaciones pueden estar muy lejos de la lógica, y depender tan sólo de los valores connotativos. El sentido afectivo de las palabras, que difícilmente se ve reflejado en ningún diccionario, distorsiona la lectura de un texto. De ahí nuestra sorpresa al comprobar cómo personas diferentes dan sentidos muy diversos a un mismo texto. Esto es especialmente productivo en literatura y muy problemático en política y diplomacia.
En el ejercicio realizado sobre el texto propuesto, me he dedicado a subrayar, con una intensidad subjetivamente variable, aquellas palabras que hacían surgir en mí una conexión con el ser humano.
- En primer lugar: las referencias a la química del carbono. Como seres biológicos que somos, nuestro cuerpo es un compendio de seres y reacciones carbonatadas. La peculiar disposición en serie de los enlaces del carbono, que da lugar a la compleja química orgánica, es una imagen muy fértil. Ese patrón lineal, lo podemos asociar con el lenguaje mismo y sus “renglones torcidos”. Los “puentes de hidrógeno” que torsionan a las proteínas y los ácidos parecen un reflejo de las asociaciones lingüísticas, como la isotopía misma. Pero también pueden evocarnos un sinfín de estructuras sociales. Además, el carbono está presente también en nuestras principales (hasta ahora) fuentes de energía industrial; con todo los debates sobre los hidrocarburos a cuestas. Y supongo que de ahí podríamos pasar a los plásticos...
- En segundo lugar: el símbolo de la arcilla. El hombre hecho de barro se invierte aquí, al ver cómo los seres vivos acaban convirtiendose en piedra. Observemos el proceso, que se muestra en este texto: Primero, desde el carbono se forman los seres vivos, entre ellos el hombre. Estos seres vivos acaban descomponiéndose creando piedras concretas: carbón, petróleo, calizas... Entre las piedras, los fósiles guardan las formas de aquellos seres intermedios. Por otro lado, uno de los materiales que surgen de este proceso es el mármol. Finalmente, el hombre utiliza el mármol para dar lugar a estructuras e incluso estatuas que reproducen figuras vivas. También aquí se ve el proceso desde lo físico hasta lo cultural pasando por lo vivo.
- En tercer lugar: la transformación. El tiempo. Probablemente el engranaje que vertebra la hilazón entre todos los textos. La constante transformación de unas cosas en otras, de unos pensamientos en otros, de unos textos en otros. La percepción ilusoria de un paisaje en pausa no es más que una ingenuidad de los sentidos. Todo está en constante transformación, a pesar de “el ser” de las cosas. Sin embargo, estamos demasiado acostumbrados a juzgar todo nuestro entorno, los textos y incluso a las personas, como si fueran piedras inánimes.
Hay que atender al gran peligro de la interpretación. A través de las isotopías, y otros mecanismos lingüísticos, proyectamos nuestro propio texto en cualquier texto. No se trata ya de que hagamos lecturas personales, sino que reducimos la transformabilidad del texto en una única lectura. Muchos utilizan la palabra interpretar como “traducir”: transformo este texto extraño en otro texto que puedo comprender. Asumo la “interpretación” como el significado de lo que el texto “quiere decir”. Y lo peor, es cuando nos damos por satisfechos porque así creemos entenderlo.
Por eso es importante construir una labor de análisis. Separar de una manera rigurosa las diferentes relaciones del texto, de manera que no se reduzcan sus significados, sino que se esclarezcan sus estructuras. O al menos, para que los pasos de nuestro análisis nos hagan comprender el motivo de una mala interpretación.
Para profundizar en el concepto de “isotopía”, introducido en la lingüística desde la terminología de la Química atómica, os ofrezco los siguientes apartados.
- Un fragmento de mis apuntes de la Facultad, a las clases de la Dra. Celia Fernández Prieto. El concepto de “isotopía” lo propuso Greimas en Semántica estructural (1966). Con él pretendía explicar la coherencia semántica de un discurso. El texto literario se muestra especialmente pertinente para este concepto. Define “isotopía” como un conjunto de categorías semánticas redundantes que perminten hacer una lectura unitaria, coherente de un discurso. Así pues, se trata de la repetición de diversos “semas” dentro del conjunto de un texto. Conviene no identificar “isotopía” con “campo semántico”. Lo primero es una relación semántica dentro de un discurso, lo segundo son paradigmas lingüísticos de una lengua. Queda implícito un punto de vista del lector más que del autor.
- Una breve presentación sobre las ideas básicas del concepto.
- Una exposición particular desde un blog de diseño (7 de febrero de 2008). Es interesante, además, la conexión a la entrada de “La imagen es un texto”, en relación a lo que estamos trabajando desde nuestro blog.
- Aplicación de las isotopías a un cuadro y a un poema, en un blog destinado a bachlillerato y que permanecerá en la lista de blogs: “Cuadernillo de aula”
- La entrada desde Wikipedia. Es curioso comprobar cómo sólo aparece en un sentido matamático, concretamente topológico. Como siempre en Wikipedia, lo más interesante es atender a los enlaces: homeomorfismos, homotopía, teoría de nudos...
- Una reseña sobre Lector in fabula de Umberto Eco. En este libro se aborda el texto desde el punto de vista de la recepción y la creación de su significado por parte del lector y del propio texto (contextos).
- Y, para los “hartibles” del comentario de texto, tres ejemplos de aplicación académica que he encontrado en la red. Sobre Unamuno, en música, en poesía (*he eliminado el enlace de poesía porque daba error en bucle; aquí pongo la dirección, mejor abrir en ventana nueva: http: //revistas.ucm.es/edu/11300531/articulos/DIDA9191110047A.PDF).
No hay comentarios:
Publicar un comentario