lunes, 29 de junio de 2009

Transformaciones: POLIFEMO, Góngora

Metáforas, sinécdoques, metonimias, sinestesias, símbolos... probablemente la gran aportación del lenguaje sea la capacidad para transformar unos conceptos en otros, en virtud de la arbitrariedad de las relaciones entre el significado y el significante. Retomamos la red de isotopías. Éstas son tan abiertas y sus relaciones tan complejas que nos permiten saltar a voluntad (o involuntariamente) de unas formas a otras. Eso sí, previamente hemos debido de aprender, interiorizar, la raíz metafórica del lenguaje. Al metaforizar le cambio el nombre a las cosas, viajo, cambio las cosas mismas. Estas metamorfosis culminan la deformación que ha de evidenciar una tendencia, más verdadera que la forma estática original o final.
Para comprobar cómo surgen los significados de esos supersignificantes que son los recursos retóricos (figuras y tropos), nada mejor que analizar un poema de Góngora, el rey de la metáfora (el príncipe de los conceptos, le llamaría Gracián). Esta vez haremos asociaciones, relacionaremos un recurso con otro, intentaremos extraer los significados, por insólitos que parezcan, que surjan de dichas asociaciones. Tal vez nos sorprenda ver que pueden tener sentido, o bien nos planteen interesantes interrogantes.
Partimos de la octava sexta, pero tenemos en cuenta el conjunto del poema: Fábula de Polifemo y Galatea.

De este, pues, formidable de la tierra
bostezo el melancólico vacío
a Polifemo, horror de aquella sierra,
bárbara choza es, albergue umbrío
y redil espacioso donde encierra
cuanto las cumbres ásperas cabrío
de los montes esconde: copia bella
que un silbo junta y un peñasco sella.
  • Polifemo vive en una boca. Gruta - boca - caverna - lecho - seno - bostezo - choza - albergue -redil, ¡cuántos términos para designar el agujero en el que vive! Pero, es que si tenemos en cuenta que Polifemo "un monte era de miembros eminentes", hemos de deducir que el gigante vive en su propia boca. Esta imagen es muy apropiada para simbolizar al propio poeta: que hace de sus mismos versos su verdadero hogar.
  • El ganado es una bella abundancia que esconde los ásperos montes, cuyo horror es Polifemo (el monte mismo). También podemos interpretar que el ganado de Polifemo (el poeta) son los propios versos, que, alimentándose del monte, se alimentan del propio artista, y lo ocultan. Viven en la boca del poeta, como el poeta mismo. La belleza de la poesía esconde el horror de sí mismo.
  • Dos hipérbatos conectados. Versos 1-2, desordena los miembros en el bostezo. Versos 6-7, entre el ganado esconde la cumbre, de los montes. Uniendo los dos hipérbatos, unimos el bostezo con el ganado. Si el ganado son los propios versos del poeta, dichos versos funcionan como un bostezo: desordenan y esconden. ¿Qué puede querer conectar un desorden con otro? La cueva esconde al ganado, el ganado esconde al monte (Polifemo).
  • Dos bimembraciones conectadas. En ambas podemos hacer lecturas metapoéticas. En el verso 4, "bárbaro" y "oscuro", podrían ser adjetivos luego aplicables al estilo poético de Góngora. En el verso 8 podemos ver alusiones al propio poema, con su simbología: el poema puede ser el silbo que junta a Acis y Galatea, hermoso ganado de Góngora; el peñasco que sella alude al trágico fin del poema. El hogar (v. 4) de Polifemo-Góngora guarda el horror y la belleza de la fábula (el ganado). La hermosa relación de Acis y Galatea queda aplastada por la propia naturaleza (edípica) de Polifemo.
  • Melancolía - horror - VACÍO. Volvemos a resaltar el simbolismo del hueco. Mucho más trascendente de lo que aquí podemos explicar. El grito horrible se ha transformado en un bostezo melancólico (el hermoso ganado esconde el horror). La oscuridad, y todo su simbolismo se une al humor temperamental del melancólico, tantas veces asociado a los poetas.
  • Los verbos guardan una fuerte relación semántica. En los cuatro primeros versos sólo encontramos "es", el principal. Pero, creando contraste, en los cuatro siguientes se acumulan "encierra", "esconde", "junta", "sella". Este esfuerzo por retener y unir podemos relacionarlo tanto con la tensión constructiva de los recursos literarios como con el esfuerzo de la comprensión, que venimos explicando en las entradas anteriores. Pero además refuerza la paradoja del ensimismamiento del poeta que vive en su propia boca. Sepultado por su propio discurso lapidario.

Lo contrario, la incertidumbre, ha de ser el impulso del deseo reflexivo. Los verbos se han de transformar para comprender más allá de nuestra coherencia: "abrir", "revelar", "separar"... ¿cuál sería el antónimo de "sellar": desvestir, interrogar, desbloquear, iniciar?

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