miércoles, 31 de agosto de 2016

La banda de Moebius

"Band van Möbius I", de M. C. Escher (1961)
Permitan que esta sea una entrada a doble cara, siendo la próxima el reverso de la banda. 
La banda de Möbius es un objeto cuya estructura ha sido creada por el hombre. No se encuentra en la naturaleza, por más que azarosas coincidencias acaben dando formas parecidas. Algunos podrían decir que es un objeto creado por las matemáticas; como si esta rama del lenguaje no fuera a su vez un instrumento creado por el hombre, sino que existen de por sí (el universo es matemático, dirían los pitagóricos). Esta relación, tan opuesta como correlada, entre naturaleza - matemáticas - pensamiento, ya podría estar formando algo parecido a la misma banda de Möbius.
Precisamente, este objeto tiende a usarse como símbolo. Sus características y peculiaridades sirven para hacer analogías con respecto al pensamiento humano. Desde Lacan, al que tanto le gustaban estos jueguecitos, viene siendo uno de los muchos referentes en psicoanális. Sobre ella se levanta una auténtica alegoría del análisis psíquico. Sin embargo, la estructura de esta peculiar banda, bien podría ser una imagen del proceso analógico mismo y de la ilusión de la alegoría.
Uno podría suponer que un buen ejemplo alegórico tiene un fin didáctico: para facilitar la comprensión de asuntos complejos. Pronto, la lógica puesta en marcha por la alegoría sustituye a la del objeto que quería explicar; pues, efectivamente, se comprende más fácilmente. Sin embargo, no son imágenes especulares, como se pretende. Es más, con habitual frecuencia, se intenta forzar la lógica de los hechos para que cuadren con la de la alegoría. Surge un pensamiento religioso en el que el objeto imaginario se considera más verdadero que el objeto real.
Pero he aquí el problema. Sucede que no podemos decir "este es el objeto real". Cuando percibimos con los sentidos, no captamos el objeto mismo, sino nuestras propias sensaciones en el cuerpo. Por supuesto, no percibimos su concepto; lo creamos. Nuestro pensamiento consiste en analogías de los objetos, no los objetos mismos. Igualmente sucede con el lenguaje. Las palabras nombran conceptos, se supone; pero esa nominación, la presunta referencialidad, es ilusoria. Una vez más estamos ante la superposición de una banda alegórica. Y el colmo es cuando atendemos a la percepción del objeto lingüístico. Ahí se riza el rizo.
La relación significante - significado - referente es equiparable a la de pensamiento - matemáticas - naturaleza. ¡Ah, otra analogía! En este juego de analogías nos movemos constantemente. Sin embargo, hay juegos de pensamiento que no son análogos con experiencia sensorial alguna, sino que juegan con elementos del propio discurso. Un ejemplo sería la analogía de cadenas conceptuales propuestas en este mismo párrafo.
¡Cuántos objetos abstractos, generados por el lenguaje, creados por el hombre, son tomados por entidades sustanciales, concretas, sensibles, naturales, físicas, para salvaguardar la "veracidad" de un esquema alegórico! Por supuesto, quien cree en la veracidad de la alegoría no se da cuenta de que es un objeto alegórico; piensa que es sencillamente un objeto "real". Entonces, quién genera esos esquemas, ¿el hombre o el lenguaje?
Perdonen si no pogo ejemplos. No quiero ofender aquí ninguna creencia. Así que el texto queda abocado a completar con casos concretos la exposición teórica. Claro, partiríamos de la teoría y la aplicaríamos a la experiencia. Procedimiento alegórico. Y si nuestros casos concretos cuadran con la exposición, estaríamos tentados a considerar que la lógica teórica es un objeto auténtico, verídico, real. Estaríamos dispuestos entonces a creer en la realidad del objeto alegórico, como en la realidad de las matemáticas o en la realidad del lenguaje.

Cada cual está en su peculiar banda de Möbius, tomando el viaje referencial por el objeto lo que es un viaje narcisista sobre sí. Yo aún no he salido de esta (y así enlazo con el otro lado de la entrada):

"Nada existe.
Si algo existiera, no podría ser comprendido por el pensamiento.
Si algo pudiera ser comprendido por el pensamiento, no podría ser comunicado por el lenguaje".

Gorgias

Obsérvese que el único enunciado que podría considerarse verdadero en esta tríada es el último. Dado que algo se dice, el lenguaje está ahí, algo existe. Dado que algo se piensa con el texto, algo puede ser entendido desde el objeto real que es el lenguaje. Ahora bien, poner eso en común, llevarlo a una referencialidad donde mi pensamiento se repita en el de otro, puede no suceder; es decir, el tercer enunciado sí puede ser cierto. Si fuera cierto en todos los casos, no podríamos verificar la existencia de ningún objeto presuntamente "referido" por el lenguaje; entonces, el primer enunciado sería cierto -paradójicamente-. Pero el tercer enunciado pudiera ser cierto en unos casos y en otros no. Esta posibiliad, ¿es real o imaginaria?