domingo, 31 de mayo de 2009

Cine, movimiento: EL VIOLINISTA EN EL TEJADO

(Esta vez lo hago al revés. Aquí en pequeño os introduzco el comentario, y debajo pongo las reflexiones. Esta película me encandiló desde que, de niño conocí su título, y la imagen de la sombra sobre el atardecer me hipnotizó. Sólo después, en tiempos de la facultad, vi la película y pensé “este musical es diferente”. Luego he vuelto a verla, y a recordarla, varias veces, y cada vez me parece más grande. Podríamos comentar la idiosincrasia histórica judía, el juego de la trasformación de tradiciones, el conflicto generacional, obligación y libertad, el amor, el dinero, la miseria, la música… Pero he elegido intentar comentar la metáfora misma del “violinista en el tejado”, captar el mensaje de la película en cuanto a esa persona en particular. Nuestro irónico deseo de belleza.)
***
Vemos cómo se acerca la oscuridad y el frío de la noche. Nuestras piernas están cansadas y ya no son tan firmes como antes. Cualquier ráfaga extraña de viento podría arrojarnos al suelo. Aún así, antes de que el sol se ponga, hemos de encontrar la nota precisa que dé sentido a toda nuestra melodía.
Cuando te levantaste por la mañana, más o menos temprano, sabías cuáles eran tus obligaciones, y dispuesto y sumiso te disponías a cumplirlas. Aunque no lo llamaras así. Miramos con desgana los deberes de la moral; pero, ¿no son obligaciones también el hambre, el sueño, la sed, el mismo gesto del continuo respirar, la inconsciencia del corazón en su latir? Es más, igual de obedientes somos con las tradiciones del sábado, sin saber desde cuándo es ley de Dios. Divertirnos, en esta fiesta, en este libro, en esta taberna, en este cuerpo, en esta historia, es nuestra más preciada tradición.
Nuestros actos están dirigidos por deberes biológicos bien reconocibles, y también por deberes culturales que nos cuesta más reconocer. Algunos nos hemos rebelado, desobedientes, tanto a unos como a otros. ¿Por qué? ¿Ha sido por nuestro afán psicológico de libertad? ¿Y no es ese afán de libertad una obligación dictada por lo que singularmente somos? ¿Cómo lo sabes, cuándo lo has aprendido? Tu “yo” te obliga a luchar contra lo que es diferente. ¿Luchas acaso porque el egoísmo de los demás está a punto de destruir el mundo? ¿Es que no cumplen ellos, como tú, con sus ingenuos dictados psicológicos? Sabes además que el mundo está sentenciado, y sus días como los tuyos están contados. ¿A qué deber renunciarás para ser tú mismo, para que el mundo cambie o siga siendo igual: al del trabajo, al de la diversión, al del placer, al del descanso, al de la lucha…? El cariño que le tienes al mundo es tu mayor tradición.
Una vez oíste a alguien tenderte su mano: “Abandona ya la casa de tu padre y de tu madre, y ven conmigo al incómodo reino de la verdad, donde tú serás el rey”. Y como ingenuos sanchopanzas le seguimos, sin saber si nuestras aventuras nos llevarían a la gloria o a la perdición. Pero cuando el día termina, hemos de volver a casa. Como pájaros renunciamos a la inmensidad del cielo para dormir en nuestro pequeño lugar. Antes de sucumbir al sueño, caen sobre nosotros el peso de nuestros vuelos. ¿Cuál es el sentido de lo que hemos hecho? ¿Cuál es la nota que nos falta? ¿Cuál el paso que no hemos dado?
Confuso y desconcertado termino de cumplir con mis obligaciones; todas, las que conozco y las que desconozco. Fiel a ellas soy inevitablemente. Y todo el mundo gira y se arremolina movido por el viento, sin saber de dónde viene ni el por qué de haber caído en este preciso lugar. Yo también soy fiel al viento. Frente a él lanzo mi melodía, y la investigo y la sostengo, como un violinista en el tejado.


3 comentarios:

  1. Soy Jose Daniel, uno de tus alumnos de 1ºA

    Me ha gustado mucho tu reflexión sobre la vida, o según yo la he entendido, sobre nuestra vida, aunque pocos se paran a escuchar que falta en el silencio.

    Especialmente, me ha gustado como has comezado y acabado enlazando ideas, y recalcando una cosa:

    "Vemos cómo se acerca la oscuridad y el frío de la noche. Nuestras piernas están cansadas y ya no son tan firmes como antes. Cualquier ráfaga de viento podría arrojarnos al suelo. Aún así, antes de que el sol se ponga, hemos de encontrar la nota precisa que de sentido a toda nuestra melodía"

    "Yo también soy fiel al viento. Frente a él lanzo mi melodía, y la investigo y la sostengo, como nu violinista en el tejado."

    El viento funciona como "guía", pero a la vez nos puede derrumbar, y aún así, somos fieles a él, aguantamos y buscamos ese significado, esa nota, eso que nos falta...

    Muy bueno todo el blog, muy interesante. Seguiré leyendo, saludos.

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  2. Celebro la apertura de abrantextos.blogspot.com y le deseo larga vida.

    Me ha gustado este texto, aparte de por los temas que tratas, como un sugerente ejemplo del sentido de tu blog, dedicado a la reflexión y al análisis. Se me ocurre que tus observaciones son una interesante explicación literaria de lo que significa la palabra y el concepto “interpretar”. Interpretar es, según el diccionario, “ejecutar una pieza musical mediante canto o instrumentos” como hace este violinista, pero también “explicar o declarar el sentido de algo, y principalmente el de un texto” y “concebir, ordenar o expresar de un modo personal la realidad.” Has escogido la metáfora del violinista en el tejado para mostrar al hombre que regresa del mundo y tiene que ordenar sus ideas, interpretar lo que ha sucedido, buscándole el sentido a la vida como se le busca el sentido a un texto. De aquí podemos entender que tenemos que abordar de un modo personal nuestro comentario de texto, pero con intención de acercarnos a la verdad, como meta, sin saber si nos equivocaremos en el camino, pero como el único horizonte hacia el que se puede caminar. Al final del día, lo que permanece es la nota o la palabra, y la obligación de ser fiel al viento o al mundo, devolviéndoles una interpretación de lo que nos ofrece, quizá escrita.
    También me interesa como una excelente reivindicación de la figura del escritor y sus obligaciones.

    Seguiré leyendo, enhorabuena y mucha suerte.
    Ana Ramos

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  3. Estimado Abraham,

    una reflexión interesante, sin duda, te regalo las tres citas con que se abre la "Historia universal del hombre", de Erich Kahler, un libro que creo que te interesaría mucho:

    Y les decía: El sábado por el hombre fue instituido, y no el hombre por el sábado... (San Marcos, 2, 27)

    Però, se il mondo presente disvia / In voi è la cagione, in voi si cheggia; / Ed io te ne sarò or vera spia. (Dante, Purgatorio XVI)

    Je combattrai pour la primauté de l´Homme sur líndividu- / comme de lúniversel sur le particulier. / Je combattrai pour l´Homme. Contre ses enemis. / Mais aussi contre moi-même. (Antoine de Saint Exupéry)

    Y, puesto que parte del dilema que planteas en tu texto conforma la tensión principal de la trilogía "To the ends of the Earth" (en castellano "Ritos de paso", "Cuerpo a cuerpo" y "Fuego en las entrañas", todas en Alianza, probablemente agotadas, espero que esto no te desanime)de William Golding, te recomiendo también su lectura. Felicidades por tu blog,
    Un abrazo,

    Javier Fernández

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