domingo, 21 de noviembre de 2010

EL ARPISTA DE KEROS

Muchas cosas me impresionaron de mi viaje a Grecia (y cuándo no estoy viajando a Grecia?). Unas de las que más fue esta pequeña figurilla del Arpista de Keros, en el Museo Nacional de Atenas. Recuerdo una enorme emoción al contemplarla; algo así como un enamoramiento. Se trata de una pequeña estuatua de mármol, de unos 22 cm, procedente de la civilización cicládica, sobre el 2000 antes de Cristo.
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"En Keros, isla desierta, situada frente a Amorós y que servía entonces de pastizal, fueron hallados, en 1884, antes del período de las excavaciones científicas, dos de las estuatillas cicládicas masculinas más raras: las bellísimas y celebérrimas primeras representaciones de músicos del mundo griego.
La primera de estas dos figurillas, la nº 3910, representa a un hombre que sostiene una doble flauta que va a llevarse a la boca. La segunda (nº 3908) es la figura de un hombre sentado tocando el arpa y representa sin duda a algún bardo o héroe conocido, ya que se sienta sobre un trono de rica apariencia. La cabeza, sobre un robusto cuello, muy inclinada hacia atrás y hacia arriba, le da una apariencia de éxtasis. Esta escultura es muy superior a otras dos representaciones de arpistas que se conservan (nº 8833, vitrina 53), que no se sientan sobre un trono, sino sobre un taburete." Semini Karusu, Comisario honorario del Museo Nacinal de Atenas: Guía ilustrada del museo.
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Y lo que me impresionó fue su modernidad, su elegancia, ¡¡hace cuatro mil años!! Tendrían que pasar mil quinientos años hasta que por la zona se oyera hablar de Platón o de Eurípides, y mil quinientos años después, por aquí gobernaba Abderramán III. Y aún faltarían mil años más para acercarnos a esta generación de móviles y mp3.

Empecemos a imaginar: sólo con esta estatuilla podemos concluir que serían prácticamente iguales a nosotros. ¿Qué necesitamos en una sociedad para hacer una figurilla así? En primer lugar tiene que haber, obviamente, un arpista; y junto a él un grupo de personas con tiempo libre y ganas de divertirse (porque dudo que esta obra sea un amuleto, un exvoto religioso, una reliquia del verdadero arpista muerto... esto parece un juguete, un regalo, como las bailaoras kitsch que nuestras abuelas ponían sobre el televisor). Por otro lado, debemos contar con unos canteros, y toda la infraestructura que conlleva, probablemente esclavos, excavando mármol sólo para que alguien cree fivolidades como estas. Y esos son los artesanos, con u refinamiento, y una habilidad encomiable (¡cuántos habrán elogiado la modernidad de estas figuras!); y no sólo los escultores, también los carpinteros que hicieran una silla y los luthiers que construyeran un arpa, tan elegantes como las que aquí se reproducen. Y entre todos ellos, los comerciantes, sus tiendas y sus barcos, y las familias, y las modas y los caprichos.

Por último, ¿a quién iba dirigida esta piececita? El apreciado mármol pario nos aleja de la posibilidad de que sean juguetes destinados a ser manoseados o chupados. Aunque fue encontrada en una tumba, ya digo que me resisto a pensar que fuera un simple exvoto (no creo que represente nada divino). Es un regalo. Un regalo puesto en una tumba para que no le falte música al ser querido; o bien un regalo dado en vida, querido en vida, y conservado a la muerte. Un tesoro. Y además, un objeto de moda, a la vista de los numerosos músicos encontrados.

Posiblemente fueran menos. Sus artefactos serían más rudimentarios. Su vida más corta. Sus distancias más largas. Sus movimientos más lentos. Pero, ¿estaban sus momentos menos cargados de significado? Claro que no. Trabajo, diversión y muerte. Y, a ser posible, amor y belleza. Y entre ellos y nosotros, tal vez sólo haya más números, más colorines, pero en lo esencial hemos cambiado lo justo.

3 comentarios:

  1. Sí, probablemente sólo en nuestras pretensiones.

    Saludos.

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  2. ¿Y qué pretendemos que no pretendiéramos antes?

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  3. Es mi pieza favorita del arte cicládico (que posee muchas otras también magníficas, como el portador de copa). Cuando estuve en Atenas, fue visita obligada la colección Goulandris, que posee el mayor número de estas obras. También me hice con una réplica del arpista en las tiendas de antigüedades.

    Sin embargo, yo sí creo que se trata de un ex-voto, al hallarse en una tumba. Probablemente una ofrenda al difunto con un carácter lúdico, eso sí.

    Su estética vanguardista es indudable, porque de hecho el arte cicládico inspiró al mismo Picasso.

    Saludos!

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