domingo, 31 de octubre de 2010

Impresionismo. MONET

Impresión, sol naciente.
Claude Monet, 1872Imagen desde el blog


Despierto para saber que no es ese sol encendido el que ilumina este cuadro. La luz de la razón me ha dejado un paisaje borroso. Podría decirse que hablo de memoria. Delante, un amanecer casi perenne. Detrás, toda una vida de confusión enredada con otras vidas; pero detrás, fuera del cuadro, fuera del mundo, fuera acaso de mí mismo. ¿Dónde situar el límite de los objetos? En qué viene quedando lo aprendido. Desde ahora nunca sabré el valor de lo que pago por mi ignorancia, ni el peso ni el color de su moneda. Palabras en la balanza.
Sueño con que la obra humana me sirva de horizonte, descomunal y quebrado. Un horizonte que separe el cielo del mar. Como la frontera de espectativas entre el cuadro y la realidad. O el límite entre la realidad y yo mismo. Y que toda la obra humana sea algo más que un sueño que se desvanece entre el aire y el agua.
Porque tal vez la pincelada más nítida, el artificio más sincero, sea el de mi propio reflejo. El esbozo de un reflejo. El recuerdo de la copia de otra copia. Lo que sea que haya llegado hasta el significante. Siempre que alguien pueda entenderlo.
No estoy seguro de mi posición. Ignoro mi velocidad. Sólo confío en la distancia que me sapara del barquero.
Los miopes vemos claramente que el sol de Monet no está ahí. Y sin embargo... amanece.
***

3 comentarios:

  1. Tu comentario parece evocar a la "etapa" irracional anterior, y seguramente será cosa mía, por cosas que no he comprendido.

    Pero sin embargo, me sorprende y me fascina como lo acabas, con la incertidumbre como la que un día se toparon algunos científicos.

    Hay algunas cosas que quisiera comentar, pero no sabría cómo abordarlas así que.. solo voy a expresar ese sabor de boca que me ha dejado, que es el de ver siempre un "dos" en todo, una comparación, como un reflejo de todas las cosas, para poder compararlas. Aunque sea un reflejo turbio, como el que se crea en el agua en movimiento, como los recuerdos, y porqué no, los sueños.

    Has puesto tanto ímpetu en disdubjar nuestras propias fronteras físicas, que solo puedo preguntarme ¿qué soy yo?, y al final, solo queda "yo", un significante ¿lleno de contenido? ¿o debería decir, medio vacío? Quizás divague.

    Creo que todos somos miopes a la hora de definir nuestros objetivos, tan desdibujados como los bordes de una sombra en movimiento.

    ¿Calderón podrá ser algún día objetivo de tus análisis?

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  2. Propón tú, L'Gob, el texto y lo trabajaremos.

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  3. "Escucho y obedezco".

    Primer texto de Calderón comentado:
    en Enero de 2011.

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