domingo, 6 de febrero de 2011

John Boorman, EXCALIBUR: El despertar de la conciencia

Hoy toca hablar de mí: un niño de diez años que se siente subyugado por unas imágenes y por su música:



Efectivamente, se trata de la magistral película de John Boornman (1981), que marcó una generación de amantes del género fantástico-épico. Cuando llegó a mí, yo estaba siendo arrastrado por el fluir de dioses y héroes: Atenea, Hermes, Yahveh, Ulises, Moises, Abraham... Las historias del Rey Arturo y sus caballeros siguen atrapando después de cientos de años, versión tras versión.


Los orígenes de esta casi-mitología artúrica son tan difusos, que las lecturas y adaptaciones se prestan a ser de lo más dispares. Mitología celta, historiografía medieval, leyendas cristianas, códigos del amor cortés... todo un pastiche de influencias conforman el corpus y entramado de personajes. Pero, lo mires por donde lo mires, es una red dispuesta a atrapar tu inconsciente:
  • Uther Pendragón: el rey que no puede controlar sus pasiones y adopta la figura del rival para poseer a la esposa de éste. Creo recordar que así fue también como Zeus concibió a Heracles.
  • Arturo: El niño destinado a reinar, herido por su propia condición de rey y hombre.
  • Lanzarote y Ginebra: la humanidad del rey, la pasión edípica, ambos la virtud y la culpa.
  • El grial perdido: el cadero mágico de los celtas que lleva bonanza a la tierra. El vaso cristiano que guarda la esencia de Dios en la tierra, la eternidad.
  • Los caballeros de la tabla redonda: fidelidad e igualdad, la búsqueda de la virtud, el valor; Lanzarote, Perceval, Tristán, Gawain, Bors...
  • El rey pescador: el ideal de rey, el correlato platónico que se corresponde con Arturo.
  • Morgana: el deseo de saber, Pandora, la serpentina Eva.
  • Mordred: la materialización del los pecados de Arturo, zarandeado por todos los elementos anteriores.
  • Merlín: el saber mismo, misterioso, enredado entre los mundos de los hombres, de los dioses y de los sueños; el lenguaje que narra.
  • Camelot: la utopía del ser, el paraíso posible; la narración.

La tierra, seca y marchita por la ignorancia y los defectos del hombre. ¿No es emocionante ver cómo florece bajo la huella del verdadero Rey? ¿Quién de nosotros aceptará su destino, cuando le toque la hora de esgrimir, de nuevo, a Excalibur?


3 comentarios:

  1. Una preciosa película que nos trae uno de los mitos medievales más singulares. Los compases del "Carmina Burana" realzan la emoción de "Excalibur".
    Siempre me ha fascinado la leyenda artúrica, sobre todo cuando leí la monumental trilogía de Bernard Cornell.
    Es curiosos que desde los escritos de Geoffrey de Monmouth, y pasando por Tennyson, y los Pre-Rafaelitas en la pintura, esta leyenda y sus mitos se hayan trasladado a nuestra época y se haya tomado como referencia a la presidencia de Kennedy (un mito igualmente)
    Un abrazote.

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  2. Esta película también se quedó grabada en mi infancia, pero no solo dejó a fuego la escena que precisamente has puesto, sino también, una sensación de hastío. Cada vez que decido volverla a ver me topo con ese muro, me bloqueo y termino viendo "Conan". Supongo que para gustos los colores, yo veo en esta las cualidades de la anterior, musica y estética muy marcadas y atemporales, y un argumento salpicado de cuestiones reveladoras; el rey cuyas riquezas son trastos inútiles sin el amor de su hija. La búsqueda del "secreto del acero" (la fuerza no está fuera de nosotros, radica en nuestro interior).
    Y las inquietantes palabras de Thulsa Doom.
    -Hijo mio, ¿quien es ahora tu padre sino yo?
    (a la muerte del padre de conan, el deseo de venganza, de estar a la altura, le alientan a superarse).
    ¿quien te ha dado el deseo de vivir?
    (Conan pierde al amor de su vida por intentar culminar su venganza).
    Yo soy la fuente de la que tu manas, cual seria tu mundo sin mi. Hijo mio, hijo mio(...)

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  3. http://www.youtube.com/watch?v=DzSID5Uyv-M&feature=related

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