domingo, 2 de octubre de 2011

LA DISIPACIÓN: Dostoievsky, CRIMEN Y CASTIGO

.....–Entonces, ¿usted sólo ha venido aquí para entregarse a la disipación?
.....–Exacto, para entregarme precisamente a la disipación. Sí, señor, una pregunta directa. La disipación tiene, cuando menos, un carácter de continuidad fundado en la naturaleza y no depende de un capricho: es algo que arde en la sangre como un carbón siempre incandescente y que sólo se apagará con los años, y aun no tan pronto. Confiese que esto, en cierto modo, no deja de tener su interés.
.....–Pero ¿qué tiene de gozoso? Es una enfermedad, y de las peligrosas.
.....–¡Ahora sale con esas! Admito que eso es una enfermedad como todo lo que rebasa su medida, y en este caso uno rebasa siempre la medida; pero, en primer lugar, en unos adopta una forma y en otros otra; y en segundo lugar, desde luego, hay que conservar la medida en todas las cosas, aun en las cantidades despreciables; pero si yo no tuviera esta ocupación, acabaría por dispararme un tiro en la cabeza. Bien sé que el hombre honrado tiene que aburrirse, pero aun así...
.....–¿Sería usted capaz de dispararse un balazo en la cabeza?
.....–¿A qué viene esa pregunta? –exclamó Svidrigailov con un gesto de contrariedad–. Le ruego que no hablemos de estas cosas –se apresuró a añadir, dejando su tono de jactancia. Incluso su semblante había cambiado–. No puedo remediarlo. Sé que esto es una debilidad vergonzosa, pero temo a la muerte y no me gusta oír hablar de ella. ¿Sabe usted que soy un poco místico?

Fiòdor Dostoievsky: Crimen y castigo.
Sexta parte, capítulo III.


La disipación, el libertinaje, el goce... la pereza... o todo el resto de sus mil nombres. El gusto de la repetición: una mujer traducida en otra mujer y en otra y otra y otra... ¿nunca la misma?

Un analista entusiasmado podría picar aquí, con mucha facilidad, un poco de termodinámica, de matemáticas, de moral, de teología, de biología, de física, de medicina (dietética), economía, sociología, psicología, retórica... y cuantos más detalles pudieran subdividirse estas clasificaciones. Empieza a relacionar y no acabes nunca: disípate.

Y para todas ellas no se reserva sino el impulso común de sobrevivir un segundo más a la náusea de la muerte, el caos, el vacío, la nada, lo incomprensible, lo inimaginable...

Dostoievsky se ríe del Existencialismo un siglo antes y del Platonismo dos mil años después, y del Positivismo de suyo contemporáneo, y del Racionalismo de su siglo anterior... la razón sólo ha venido aquí a divertirse. Pero nada de esto es demostrable, el Empirismo, la Ciencia, el rigor, sólo son pantomimas con pretensiones.

¿Y por qué un tiro? Muy masculino eso del tiro. Pero el disparo es el instante. ¿Por qué el instante?

Svidrigailov es el Diablo. Pero también Zeus era un "vividor", un disipado, un libertino... y su emblema era el rayo iluminador, el rayo fulminante, la luz y la muerte en el instante.

La facilidad de entregarse a la disipación, porque ¿quién, amigos, está dispuesto a enfrentarse al capricho de lo discontinuo?

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