Nerón y Séneca, de Eduardo Barrón |
Esta fue una de las primeras estatuas que me impresionaron en mi vida. No sé en que momento entrara en el Ayuntamiento de Córdoba y me topara de frente con estas figuras, por entonces mayores que yo. Ahora aún puedo disfrutar de una copia colocada en un cruce de caminos, lugar cuanto menos extraño para estas figuras. Hoy por hoy, parece que la patria chica del autor ha podido más que la del personaje, y el original está en Zamora.
Realmente estamos ante una obra clásica, porque podría haber sido hecha en cualquier época. Es una obra de propuesta sencilla: todo se basa en el contraste entre las dos figuras.¿Qué podríamos desarrollar?:
- El juego de las manos: abiertas y expresivas en Séneca, cerradas en Nerón. La mano izquierda del maestro parece soportar todo el peso y la derecha señala firmemente la palabra.
- Las miradas: Las miradas no se cruzan. Ninguno mira al otro. Mientras Séneca parece mirar al absoluto, a un pensamiento que está fuera, Nerón está ensimismado, concentrado en lo que imagino un profundo vacío interior. Pero está claro que Nerón no escucha al maestro, y Séneca no se dirige a él.
- Los semblantes: muy conseguidos. Cada cual verá en estos rostros algo propio. No quiero interferir en este juicio.
- La postura: Nerón no puede ejemplificar la desidia mejor que aquí. Séneca, en cambio, parece firme, estable, equilibrado, pesado y ligero.
- Los atributos: Nerón está hundido entre sus desordenados ropajes, mientras que las arrugas de la toga de Séneca incluso parecen elegantes. Séneca sólo muestra su rollo, mientras que el adolescente Nerón exhibe torpemente, manto, cojín, trono y lo que sea esa bolsa de cuero que lleva colgada del cuello.
- Minerva: ¿porqué está en el lado de Nerón? ¿Es acaso un atributo más del césar? Aparece como su valor divino de pensamiento, y entonces tiene una función irónica. O marca la obsolescencia de los dioses frente a la razón (pero no nos desprendamos de la ironía). Minerva, pequeña y rota.
No menos comentable es el episodio histórico. Séneca y Nerón como paradigma del maestro y el alumno. La historia nos ofrece ejemplos más edificantes, como el de Aristóteles y Alejandro; pero creo que son excepcionales, y que la educación en sí, se parece más a esta figura. Curiosamente, hubo otro emperador terrible educado bajo los principios del estoicismo: Cómodo tutelado por los preceptos de Marco Aurelio. Desde luego, estos alumnos no parecen poner en muy buen lugar a sus maestros.
Y digo la educación en sí, que se enfrenta constantemente a la tozudez de la ignorancia. Puede conseguir algo, mucho, pero luego llega una generación nueva, y hay que volver a empezar de cero. No podemos negar que el hombre se resiste a ser educado; en su mayoría, el hombre se resiste a ser un hombre (así hablarían los estoicos), y la educación consiste en poner al hombre en su lugar, a despecho del niño.
Nuestros tiempos parecen dibujados con el modelo de esta figura (¿y qué tiempos no?). Hemos heredado grandes maestros, científicos, filósofos, artistas... pero nuestra sociedad parece adorar a Nerón y sus pasiones. Se habla de toda una generación que ni estudia ni trabaja. Se habla de unos gobernantes que no saben gobernar, que son capaces de incendiar un pueblo en pro del nuevo urbanismo. Se habla del bienestar como principio, en un mundo de obesos y hambrientos, de diversión y aburrimiento, de fanatismo y desidia, de obsesiones, adicciones, depresiones. Mientras la educación...
Pero no nos engañemos. Ya Freud nos lo hizo recordar: "Tempranamente había hecho mío el dicho sobre los tres oficios imposibles —que son educar, curar, gobernar—, aunque me empeñé sumamente en la segunda de estas tareas".
Seguimiento de la escultura:
- Proceso de copia, Factum Arte. Cómo se realizó la copia que luego quedó en Córdoba, en los Llanos del Pretorio.
- Proceso de restauración en el Museo del Prado de Madrid.
- Ficha histórica de la obra en Revista de Arte.
- Reseña escolar por Paola Ros.