Y según esto entendemos claramente, además, por qué la mente pasa inmediatamente del pensamiento de una cosa al de otra que no tiene ninguna semejanza con la primera. Por ejemplo, del pensamiento del vocablo pomum, un romano pasará inmediatamente al pensamiento de un fruto que no tiene ninguna semejanza con ese sonido articulado, ni nada de común, sino que el cuerpo de ese mismo hombre ha sido a menudo afectado por las dos cosas, esto es, que dicho hombre ha oído a menudo la voz pomum mientras veía el mismo fruto y, de este modo, cada cual pasa de un pensamiento a otro según hayan sido ordenadas las imágenes de las cosas por la costumbre, en los respectivos cuerpos. Un soldado, por ejemplo, al ver sobre la arena las huellas de un caballo, pasará inmediatamente del pensamiento del caballo al de un jinete, y de ahí al de la guerra, etc. Pero un campesino pasará del pensamiento del caballo al de un arado, un campo, etc.; y así cada uno pasará de un pensamiento a tal o cual otro, según se haya acostumbrado a unir y concatenar las imágenes de las cosas de tal o cual manera.
Baruch de Spinoza: Ética, Parte II, Proposición XVIII, Escolio.
He aquí, casi tres siglos antes del estructuralismo lingüístico, una clara explicación del principio de arbitrariedad del lenguaje. La relación entre significante y significado no es tanto convencional como arbitraria.
El positivismo científico vino a esforzar un esquema regulado sobre el que asentar definiciones estáticas de las cosas, que debían adoptarse por convención. Así, la "lengua" emergía como una realidad sólida y orgánica. El ya citado estructuralismo era la consecuencia "lógica" de ver esta relación con el significante y el lenguaje.
La poesía, descaradamente a partir de las Vanguardias, siempre vino a reivindicar lo "connotativo": la ilusión de libertad que da el otorgar a un significante un sentido distinto según haya sido el historial de vivencias propio. La ubicación del significante conocido en un contexto distinto transforma su significado, transforma la lengua misma: la ingobernable constelación de jergas e idiolectos.
Pero también transforma la mente, y el soldado citado por Spinoza puede transformarse en un campesino, a través de ese desplazamiento iniciado en un sólo significante del lenguaje. Si la huella se asocia a una huida de amor, o a un regalo de infancia o... Tal vez ahí radique la escueta libertad que Spinoza salva del determinismo.
Pues si entendemos el alma, la mente, como el entendimiento de unos elementos movidos por otros, su enjambrada madeja de efectos, cada sujeto está construido por toda una suerte de conexiones así de simples, así de caóticas. Un solo significante no cambia gran cosa; un solo significante lo cambia todo.
"El principio de lo arbitrario no es impugnado por nadie; pero con frecuencia es más fácil descubrir una verdad que asignarle el lugar que le corresponde. El principio enunciado más arriba domina toda la lingüístia de la lengua: sus consecuencias son innumerables."
"El lugar jerárquico de esta verdad está completamente en la cima. Sólo paulatinamente se termina por reconocer cuántos hechos diferentes no son más que ramificaciones, consecuencias veladas de esta verdad."
Ferdinand de Saussure: Curso de lingüística general. Primera parte, Capítulo primero "Naturaleza del signo lingüístico", apartado 2 "Primer principio: lo arbitrario del signo"
Hola, Abraham
ResponderEliminarLa arbitrariedad de los símbolos es una tesis perfectamente válida y razonable. Pero el hecho de que el significado de una PALABRA sea arbitrario ("sea" significa una cosa en español y otra en inglés, p.ej.), no implica en absoluto que las FRASES que construimos con ellas, DADOS LOS SIGNIFICADOS QUE DE HECHO LES ATRIBUIMOS EN CADA CASO, no sean objetivamente verdaderas o falsas. P.ej., "the sea contains mostly water" es verdad, pero "the sea contains mostly wine" no lo es, por mucho que "sea" signifique otra cosa en castellano. Podemos jugar con las palabras y decir "sea lo que sea el sea, sea water, my friend", pero si lo que queremos con ellas no es jugar, sino transmitir información, corremos el riesgo de acertar o de fallar al transmitirla, y no es arbitrario el que pase una cosa u otra, sino que depende de cómo sean las cosas.
Un saludo
En efecto, una cosa es lo que queremos hacer con los enunciados y otra lo que efectivamente hacen. Eso también es consecuencia de la arbitrariedad en el enlace significante-significado. Por eso son tan frecuentes los malentendidos. Por eso es tan difícil conseguir un texto preciso, riguroso, objetivo y comprensible a la vez.
EliminarEn cuanto al juicio de lo verdadero o lo falso, ese es un asunto distinto al que aquí se trata. Pero, si el significado de "verdad" también es arbitrario, habrá que pensar con cuidado lo verdadero.
Abraham
ResponderEliminarCreo que confundes arbitrariedad con ambigüedad. La arbitrariedad de los signos consiste en que un significado puede tener signos distintos. La ambigüedad, en cambio, consiste en que un mismo signo puede tener significados distintos. Todos los signos son arbitrarios, pero no todo lo que decimos con ellos es ambiguo. Mientras tengamos claro qué es lo que queremos decir cuando usamos en cada ocasión determinada la palabra "verdad", la arbitrariedad de esa palabra (el hecho de que podríamos haber usado otros sonidos o letras para expresar ese significado) es totalmente irrelevante, pues no hay ambigüedad. Y coincide que "verdad" es un concepto que puede utilizarse sin absolutamente NINGUNA ambigüedad, gracias al esquema de Tarski: decir que "ayer estuve en la playa" es verdad justo si ayer estuve en la playa, y no es verdad en caso contrario.
Crees arbitrariamente. Tal y como entiendo la arbitrariedad no se corresponde con esa ambigüedad de la que hablas. Sugiero que nuestra discrepancia viene por lo siguiente: tú dices que los signos (entiendo "los significantes") son arbitrarios. Yo, en cambio, parto de que es la relación significante-significado la que es arbitraria (puede que sólo una, pero arbitraria); y lo es en ambos sentidos. Y además, me parece que tú partes de que trabajamos con significados a través de significantes. Yo parto de que no podemos trabajar con los significados, sólo manejamos significantes; los significados suceden después sin un auténtico control por nuestra parte. Esto no anula lo que tú dices, simplemente tiene implicaciones más complejas que la nítida dialéctica verdadero/falso. Por otro lado, aunque la relación unívoca es posible (y de hecho existen enunciados y textos objetivos), no es ni de lejos el suceso más frecuente: la denotación deseada suele estár cargada de una connotación inevitable, arbitraria e ingobernable.
EliminarAbraham
EliminarQue los signos son arbitrarios significa, precisamente, que la relación entre un significante y un significado es arbitraria, en los dos sentidos de la relación: una palabra puede significar varias cosas, y una cosa puede designarse con más de una palabra. Pero eso sigue siendo un tema distinto del tema de la ambigüedad: aunque sea cierto que con las mismas expresiones podemos querer decir cosas diferentes, no es menos cierto que esa posible ambigüedad no es un destino inevitable y catastrófico, sino que podemos esforzarnos, y a menudo conseguir, RESTRINGIR los significados lo SUFICIENTE como para entendernos. No otra cosa es, al fin y al cabo, lo que estamos haciendo tú y yo aquí. Con un ejemplo más sencillo: cuando hablas por teléfono con alguien y quedáis en un sitio a una hora determinada, claro que vuestras palabras PODRÍAN entenderse de muchas maneras, pero os las apañáis para entenderlas JUSTO de aquel rango lo bastante pequeño de maneras como para que os encontréis en el sitio que habéis dicho a la hora que habéis dicho. Yo no digo que podamos hablar con ABSOLUTA exactitud; sólo que podemos hablar con SUFICIENTE exactitud en muchísimas ocasiones. Con eso basta. Habrá veces en que la inexactitud y la polisemia constituyan un problema, otras en las que constituyan una riqueza, siempre en la que constituirán un fenómeno interesante para estudiar. Pero construir una filosofía cosmológica deconstructiva sobre la base de que "el lenguaje no lo controlamos" me parece sencillamente una ingenuidad: el lenguaje lo controlamos MUCHÍSIMO, aunque no absolutamente, y una buena teoría sobre el lenguaje debería empeñarse en dar cuenta de cómo nos las apañamos para controlarlo TANTO como lo hacemos.
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Por cierto, yo personalmente prefiero que intercambiemos opiniones aquí, antes que por correo electrónico, pues así quedan más visibles para más gente a la que le pueda interesar. Pero, si por alguna razón, prefieres otra cosa, no hay problema por mí.
Un saludo
Estupendo, tu último texto también servirá de ejemplo.
Eliminar¿Por qué, si no es arbitrariamente, pones en mi texto elementos que yo no he puesto? Observa:
1-¿Ambigüedad? ¿Polisemia? Insisto (otra vez) en que eso no es lo mismo que arbitrariedad. Desde mi punto de vista arbitrariedad significa "no-natural" + "no-convencional". Que un signo sea equívoco, eso está dentro de las relaciones léxico-semánticas en signos ya dados. La arbitrariedad viene en la conformación del signo. Y como son cosas distintas (relacionadas, pero distintas), todo lo que dices sobre la exactitud y la precisión y la veracidad, ¡claro que es así!; pero es un asunto también distinto (relacionado, pero distinto) al de la arbitrariedad. Por eso yo vivo todos esos argumentos como pertenecientes a un debate tangencial a lo que de entrada estaba tratando. La arbitrariedad no impide la denotación unívoca y objetiva; me da la sensación de que tú crees que sí o, más bién, que tú crees que yo creo que sí.
2- ¿"Controlar el lenguaje"? Lo que yo he escrito (y es revisable) es que no podemos "manejar" el significado. Los significados los "controlamos" indirectamente. Y el lenguaje sí se puede controlar. Yo creo que no tenemos acceso directo a los significados. Tenemos acceso directo a los significantes.
3- ¿Cosmología? ¡Cielos! ¿Dónde has visto tú que esté haciendo una cosmología? Me da miedo, porque en absoluto pretendía realizar un discurso sobre el orden del universo. ¿Es por lo de "un significante lo cambia todo"?; también he dicho que "un significante no cambia gran cosa". Por otro lado, otro día me explicas cómo has conseguido casar "cosmología" con "deconstrucción" que son semánticamente antitéticos.
¿Por qué dices que digo cosas distintas a las que digo?
¿Por qué, si no es arbitrariamente, pones en mi texto elementos que yo no he puesto?
ResponderEliminarPues precisamente porque INTENTO especificar de la manera más correcta posible cuál es el SIGNIFICADO que quieres dar a tus palabras, para intentar dar la respuesta más pertinente, en vez de juntar letras al azar. Lo hago usando el único método asequible para el ser humano: el hipotético-deductivo; hago una suposición que creo que se acerca a lo más correcto, e infiero a partir de ella cuál podría ser mi respuesta más pertinente; si tú me dices que no lo es (y distingo bastante bien cuando me das una respuesta negativa y cuándo una afirmativa), pues borro esa hipótesis y pruebo con otra.
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todo lo que dices sobre la exactitud y la precisión y la veracidad, ¡claro que es así!; pero es un asunto también distinto (relacionado, pero distinto) al de la arbitrariedad.
OK, me quedo con tu "claro que es así", y me alegro de que estemos de acuerdo en eso. La cosa, entonces, es que no he debido entender bien a qué te referías con lo de la "arbitrariedad" y qué consecuencias decías que se seguían de ello. No sé si merece la pena que te esfuerces por poner unas palabras en vez de otras para aclarármelo, porque como, al fin y al cabo, no puedes controlar en ninguna medida, según tú, lo que yo voy a entender con eso, pues da igual que teclees al azar tu respuesta.
;-)
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Lo que yo he escrito (y es revisable) es que no podemos "manejar" el significado. Los significados los "controlamos" indirectamente.
Me vale con que lo hagamos "indirectamente". Los de la NASA tampoco pueden manejar "directamente" desde Houston el Curiosit, que está en la superficie de marte, pero "indirectamente" se apañan bastante bien.
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Yo creo que no tenemos acceso directo a los significados. Tenemos acceso directo a los significantes.
Significantes y significados son LOS DOS meros constructos teóricos, que seguramente no existen como existen las piedras o los átomos. Nuestras teorías sobre el lenguaje son idealizaciones que valdrán más o menos según puedan aportar a nuestra comprensión científica de cómo se las apañan los humanos para encontrarse en un sitio después de hablar por teléfono, y cosas así. Pero sus "supuestos teóricos" tampoco hay que tomárselos DEMASIADO en serio.
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otro día me explicas cómo has conseguido casar "cosmología" con "deconstrucción" que son semánticamente antitéticos.
No creo: los deconstruccionistas lo que hacen es dar una respuesta diferente a las preguntas fundamentales que otros filósofos respondían mediante una cosmología.
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¿Por qué dices que digo cosas distintas a las que digo?
Está clarísimo: porque no las has dicho con la suficiente claridad como para que un torpe como yo las entienda con la suficiente precisión. A mí me sacas del nivel "barrio sésamo" y me pierdo
:-)