martes, 21 de julio de 2015

Calderón: LA VIDA ES SUEÑO. Cultura y persona


(SEGISMUNDO) 
     ¿Quién eres?  Que aunque yo aquí
tan poco del mundo sé,
que cuna y sepulcro fue  
esta torre para mí;    
y aunque desde que nací
-si esto es nacer- sólo advierto
este rústico desierto
donde miserable vivo,    
siendo un esqueleto vivo,     
siendo un animado muerto.              
     Y aunque nunca vi ni hablé
sino a un hombre solamente
que aquí mis desdichas siente,   
por quien las noticias sé   
de cielo y tierra; y aunque
aquí, por que más te asombres
y monstruo humano me nombres,
este asombros y quimeras,     
soy un hombre de las fieras   
y una fiera de los hombres.
     Y aunque en desdichas tan graves,
la política he estudiado,
de los brutos enseñado,     
advertido de las aves,   
y de los astros süaves
los círculos he medido,
tú sólo, tú has suspendido
la pasión a mis enojos,     
la suspensión a mis ojos,   
la admiración a mi oído.
     Con cada vez que te veo
nueva admiración me das,
y cuando te miro más,  
aun más mirarte deseo.      
Ojos hidrópicos creo
que mis ojos deben ser;
pues cuando es muerte el beber,
beben más, y de esta suerte,     
viendo que el ver me da muerte,    
estoy muriendo por ver.
     Pero véate yo y muera;
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da,     
el no verte ¿qué me diera?  
Fuera más que muerte fiera,
ira, rabia y dolor fuerte
fuera vida.  De esta suerte
su rigor he ponderado,   
pues dar vida a una desdichado     
es dar a un dichoso muerte.
 
Calderón de la Barca: La vida es sueño
Acto I, escena II, vv. 193-242


Al comentar este fragmento podemos desarrollar la siguiente cuestión: ¿qué conocimiento es más fundamental, el que se adquiere en la formación académica, los estudios, o el que se deriva de las relaciones personales, los amigos, la familia? Esta postura sobre la educación y formación de la persona no es nada intrascendente.
En esa posición del ser humano como animal racional, ¿cuánto pesa lo racional, cuánto lo animal? Y siguiendo con lo anterior, ¿cuánto nos humaniza el saber de la cultura y cuánto nos humaniza la empatía con los demás? La historia y la literatura es una sucesión de ejemplos de esta dicotomía.
Y en cuanto a las emociones, está claro que las relaciones personales están dominadas por ellas: sin embargo, la mayor parte de nuestra conversación verbal discute sobre conceptos aprendidos. ¡Cuán difícil se pone siempre sincerarse, expresar los sentimientos vivenciales actuales! Pero, por otro lado, ¿cuánto de sincera puede ser una expresión verbal, cuyos conceptos se adquieren por cultura, sobre la vivencia actual y personal? La distancia entre los sentimientos y la cultura ¿es o no es un abismo?

Estructura: 
Podemos distinguir claramente dos partes. 
  • La primera (vv. 1-26) sobre el estado y formación del prisionero antes del encuentro. 
  • La segunda (vv. 27-50) sobre los efectos que provoca en él la aparición de Rosaura.  
Entre las dos partes se engarzan dos versos que resumen como claves el sentido de ambas partes: 1- “los círculos he medido”, en esa referencia de formación, estudio, totalidad; frente a 2- “tú solo, tú, has suspendido” con la tensión, el desconcierto y el deseo que contrasta el conocimiento aprendido de la realidad vivenciada.

Antítesis, paradojas, paronomasias y retruécanos... 
Todo el lenguaje de Segismundo parece sacado de un manual retórico. No es casualidad que de estos versos se suelan proponer algunos ejemplos canónicos de figuras retóricas. Se trata de un lenguaje forzado, barroco, en el que aparentemente se dice algo profundo pero que apenas se asienta en auténticas ideas. Se trata de marear las palabras. Esto cuadra tanto con la situación de desconcierto del prisionero como con su formación teórica alejada de la realidad.
El único momento de retórica más clara es la estrofa central, en la que se ubica discursivamente el encuentro. Aquí domina el paralelismo, con quiasmos antes del encuentro, pero exacto justo después. En la enumeración primera encontramos una gradación ascendente, donde lo más bajo sería la política y lo más alto (merced al hipérbaton) las matemáticas. En la enumeración segunda, las tres frases pudieran considerarse prácticamente sinónimas, y resalta la sensación de armonía renacentista ofrecida por esta “donna angellicata”vestida de hombre en este discurso barroco.
Las dos últimas estrofas añaden la paronomasia al juego de paradojas y retruécanos. Los conceptos se confunden y unos cogen las connotaciones de otros. Así, la derivación “mirar/admirar”, las pulsiones “ver/beber”, el juego de rimas “verte/muerte”, “muerte/fuerte/suerte”, “fuera/fiera”.

Tópicos 
  • El prisionero: El prisionero entronca con la metáfora dual del alma dentro del cuerpo. 
  • Cuna-Sepultura: El cuerpo mismo es nuestra cuna y nuestra sepultura; el que nos permite vivir y el que nos lleva a la muerte. Pero también el conocimiento, la memoria, como segundo cuerpo, funciona de la misma manera: nos permite saber y nos impide aprender. Al mismo tiempo, cada encuentro, cada sorpresa, cada momento de incertidumbre en el descubrimiento es una suerte de nacimiento vivida como muerte. 
  • Deseo/goce: La misma dualidad entre alma y cuerpo podría hacerse entre los sentimientos y las sensaciones, entre las emociones y su biología. Es la misma. En el discurso general encontramos confundidas las referencias al deseo y al goce. El placer quiere imponerse como criterio. Lo vemos aquí en estas paronomasias. Pero aquí se ve cómo la estocada de deseo pone al goce en su lugar: balbuceando sentidos y quejas. El deseo queda en una puntual suspensión al borde de lo inexpresable.

Encabalgamientos:
  • "Quién eres aunque yo aquí": La identidad del sujeto, el yo, el ser, y el aquí como momentum físico y metafísico de la persona. Y la concesiva, prococando tensión.
  • "Si esto es nacer sólo advierto": La percepción como constante nacimiento. Fenomenología. 
  • "De cielo y tierra y aunque": Una nueva cosmogonía. La adversativa es una dimensión nueva, provocada por el encuentro.